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Lo que debe saber sobre la nueva guía para combatir los discursos de odio mediante la educación

man with megaphone shouting

¿Cómo pueden los países de todo el mundo sacar provecho del poder de la educación para contrarrestar los discursos de odio en línea y fuera de ella? La UNESCO y la Oficina de las Naciones Unidas para la Prevención del Genocidio y la Responsabilidad de Proteger (OSAPG) han elaborado conjuntamente la primera guía para encargados de formular políticas y docentes que examina las respuestas educativas a este fenómeno y proporciona recomendaciones prácticas para reforzar los sistemas educativos. Aquí algunas de las ideas principales de esta nueva herramienta.

¿Dónde está el límite entre la incitación al odio y la libertad de expresión?

El discurso del odio viola los derechos humanos fundamentales de las personas a las que va dirigido. Las opiniones pueden ofender, escandalizar o molestar, pero no pueden incitar a la violencia, la hostilidad y la discriminación. En la educación y mediante ella, los educandos descubren dónde trazar la línea entre los insultos y el discurso de odio, así como a comprender las consecuencias y la repercusión de sus palabras y acciones en otras personas. Desalentar la difusión de discursos de odio no impide la libertad de expresión de los educandos ni la expresión de sus opiniones. Al contrario, la educación puede ayudar a defender este derecho fundamental al fomentar el respeto, la comprensión mutua y un sentimiento compartido de humanidad.

¿Qué papel desempeña la alfabetización mediática e informacional?

En la “economía de la atención”, los discursos de odio son los que más seducen, pues ofrecen una sensación de comunidad fácilmente alcanzable y un alcance maximizado de mensajes como estos. Los educandos necesitan ser formados para que comprendan los mecanismos que sustentan el funcionamiento de los medios de comunicación y las plataformas digitales y detectar las tácticas persuasivas que suelen utilizarse para difundir teorías conspirativas y otras formas de desinformación. Está demostrado que el desarrollo de las competencias mediáticas e informativas les hace menos proclives a las ideas excluyentes y de violencia extrema. Los docentes, por su parte, sacan provecho de estos debates para comprender mejor y reflexionar sobre las experiencias que los educandos sacan del mundo digital, donde los contenidos de odio son más virulentos que nunca.

¿Cómo detectar y contrarrestar el discurso de odio en los planes de estudios?

Las afirmaciones arbitrarias que alimentan el discurso del odio y justifican la exclusión pueden encontrarse en diferentes asignaturas y programas educativos. Debatir estas narrativas con los educandos y reconocer su naturaleza problemática es parte integrante de la solución.

Se trata fundamentalmente de propiciar conversaciones complejas sobre las desigualdades sociales y dinámicas de poder, descifrar y desmitificar los estereotipos y prejuicios, y hacer frente al trauma y la estigmatización provocados por pasados violentos. La enseñanza y el aprendizaje sobre estas cuestiones y la revisión de los planes de estudio y los materiales pedagógicos pueden sensibilizar a los educandos acerca de las formas contemporáneas de discriminación y aumentar su comprensión de los procesos que llevan a las sociedades a la violencia.

¿Cómo pueden los docentes crear un sentimiento de pertenencia alternativo?

Para complementar las intervenciones curriculares, es necesario instaurar un ambiente seguro, afectuoso, inclusivo y colaborativo en las aulas. Dado que el odio puede generar un sentimiento de propósito y pertenencia, es crucial invertir en la creación de un sentimiento de comunidad dentro y fuera de las escuelas e integrar las perspectivas ausentes en el proceso educativo.

Los programas que favorecen la educación para la ciudadanía mundial y promueven prácticas colaborativas, culturalmente adaptadas e integradoras pueden ayudar a desarrollar las competencias y los conocimientos necesarios para aceptar las diferencias y participar respetuosamente en una sociedad diversa. El aprendizaje social y emocional proporciona herramientas y técnicas prácticas que los docentes pueden utilizar para fomentar el sentimiento de pertenencia entre los educandos. Mediante el uso de estudios de casos y escenarios de la vida real para debatir acerca de situaciones controvertidas y diferentes puntos de vista, los educandos son capaces de manejar el estrés y las emociones negativas, reconocer sus fortalezas y debilidades, y solucionar conflictos.

¿Qué aspecto tiene un enfoque integral?

Para contrarrestar eficazmente el discurso de odio en línea y fuera de ésta y fomentar un entorno seguro e integrador libre de toda forma de odio y discriminación, los esfuerzos realizados por los educadores en las aulas deben reflejarse en todos los aspectos de la vida escolar, incluidas las políticas, las actividades extraescolares, los deportes y las actividades sociales y culturales. El compromiso activo de los docentes, la administración y los padres es un factor determinante para garantizar el éxito. El sector privado también tiene un papel que desempeñar. Las empresas de Internet pueden contribuir dedicando tiempo y recursos a la puesta en marcha de políticas seguras de seguimiento y desmitificación, e invirtiendo en herramientas educativas que permitan a los usuarios reconocer la desinformación y contrarrestarla.

¿Qué esfuerzos son necesarios para abordar y contrarrestar más eficazmente la incitación al odio?

Es esencial una respuesta integral basada en un enfoque holístico que abarque a toda la sociedad, que tome en cuenta los siguientes ámbitos de acción esenciales:

  • Establecer la necesidad de combatir el discurso de odio como una cuestión de prioridad a escala nacional y mundial al más alto nivel político,
  • Contrarrestar el discurso de odio en el contenido de los programas educativos y los enfoques pedagógicos en todos los niveles de la educación formal, no formal e informal, desde la primera infancia hasta el aprendizaje a lo largo de toda la vida, pasando por la educación superior,
  • Poner en marcha políticas y estrategias eficaces contra la discriminación,
  • Desarrollar mejores mecanismos de denuncia en los planos local, nacional y mundial,
  • Coordinar mejores respuestas con las empresas de medios sociales,
  • Fomentar una mayor investigación sobre la naturaleza y la propagación del discurso de odio y sobre la eficacia de las respuestas y las medidas de atenuación aplicadas por las distintas partes interesadas, incluido el sector de la educación.