En una sociedad guatemalteca a la deriva, diferentes ONG han tomado la iniciativa con acciones destinadas a restablecer la cohesión social. Por ejemplo, la asociación Caja Lúdica, que cuenta entre sus integrantes a niños y jóvenes que en un pasado cercano vivían en la calle, propone expresiones artísticas y teatros callejeros como alternativas a la violencia. Esta ONG dirige a un grupo de padres, maestros y estudiantes que se reúnen semanalmente en una escuela privada de Quetzal, a 20 kilómetros de la capital, para analizar los problemas que los afectan, tales como el racismo y la discriminación.

Las expresiones creativas también son el vehículo utilizado por Cuarto Mundo, cuyos miembros trabajan con las personas más pobres que habitan los alrededores del gigantesco basurero de la capital. El objetivo del grupo es facilitar el acceso a la cultura, impartiendo clases de arte en las calles o enseñando a leer a niños que no asisten a la escuela. Por su parte, el grupo juvenil Mojomaya centra su atención en el tema crítico de la identidad cultural, motivando a las personas de ascendencia maya a sentir orgullo de su patrimonio lingüístico y cultural, único en su género.