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Educación superior: ¿cómo dar rienda suelta el talento de la próxima generación?

Higher education-unleash the talent of next generation-Gorodenkoff-Shutterstock

La educación superior está evolucionando a un ritmo muy rápido en todo el mundo. El número de estudiantes en las universidades y los centros de educación superior se ha duplicado con creces durante las dos últimas décadas a escala mundial, hasta alcanzar los 235 millones. Y se espera que¸ junto a un aumento de la movilidad internacional de los estudiantes, se duplicará en la próxima década.

En un contexto de desafíos crecientes de nuestro planeta vinculados a la sostenibilidad, la digitalización a gran escala y el aumento de las desigualdades, está claro que hoy en día se necesitan nuevos conocimientos y competencias para dar rienda suelta al talento de la próxima generación y encontrar soluciones sostenibles para el bienestar de la humanidad y del planeta. 

Es hora de diseñar una visión renovada de la educación superior que resulte más inclusiva, accesible, conectada y que responda a los complejos y alarmantes desafíos mundiales de la sociedad.

Es este el objetivo de la próxima Conferencia Mundial que tendrá lugar en Barcelona (España) entre los días 18 y 20 de mayo de 2022.

A continuación, todo lo que debe saber.

¿Cómo podemos democratizar el acceso a la educación superior?

La educación superior es parte integrante del derecho a la educación, y todas las personas deberían poder acceder a ella. 

A pesar del gran incremento de la cantidad de inscripciones -en Asia Meridional y Occidental y en Asia Oriental y el Pacífico, el número de estudiantes creció más de un 200% en dos décadas-, siguen existiendo grandes disparidades. La tasa de inscripción representa un 9% en el África subsahariana, la única región donde hay menos mujeres que hombres matriculados en la educación superior (70 mujeres por cada 100 hombres); un 25% en Asia Central y Meridional, y entre el 40% y el 50% en Asia Oriental y Suroriental y en América Latina y el Caribe. Sólo un 5% de los refugiados tiene acceso a la educación superior.

Con miras a garantizar una distribución equitativa de las oportunidades, los países y las instituciones deben acelerar los esfuerzos para eliminar los obstáculos financieros y no monetarios que impiden que todos los estudiantes accedan a una educación superior de calidad, dando prioridad a los grupos vulnerables. Es imperativo introducir mecanismos explícitos y planes específicos contra la exclusión de las poblaciones desfavorecidas.

¿Cómo podemos apoyar la movilidad de los estudiantes?

La cantidad de estudiantes que cursan estudios superiores fuera de su país de origen casi se ha triplicado en las dos últimas décadas, hasta alcanzar los 6 millones. Se espera que esta cifra se incremente en 8 millones de aquí a 2025.

Por ello, la UNESCO hace un llamamiento a los países para que ratifiquen el Convenio Mundial de Reconocimiento de Cualificaciones relativas a la Educación Superior de 2019, el primer tratado de las Naciones Unidas en este ámbito. Hasta la fecha, 14 Estados Miembros han ratificado el Convenio Mundial, pero se necesitan 20 ratificaciones más para que pueda en vigor. Algo que, junto con el desarrollo de una “segunda generación” de convenciones de reconocimiento regionales, proporciona una infraestructura sólida con miras a reforzar la movilidad de los estudiantes y la cooperación interuniversitaria.

El aprendizaje a distancia y otras formas de educación superior transfronteriza contribuyen hoy en día al aumento de la movilidad académica virtual, junto con todos los desafíos que las nuevas modalidades implican para los organismos reguladores y de garantía de la calidad.

¿Cómo lograr que el conocimiento sea más abierto y accesible?

El conocimiento no es una mercancía. Se trata de un recurso común al que todos deberían tener acceso.

Para ello, la Conferencia Mundial abogará por que se adopten enfoques más abiertos, conectados e interdisciplinarios en la enseñanza, el aprendizaje y la investigación, algo que resulta crucial para hallar soluciones ante los desafíos globales interconectados a los que debemos hacer frente.

La democratización del conocimiento es una condición indispensable para replantearnos juntos un futuro más inclusivo y sostenible. La competencia no debe ocurrir en detrimento de la colaboración entre las instituciones académicas. La UNESCO considera que las universidades y otros centros de educación superior pueden cumplir sus misiones educativas con mayor eficacia a través de la cooperación y la solidaridad.

La Recomendación sobre la Ciencia Abierta de la UNESCO, aprobada en noviembre de 2021, promueve el acceso abierto a las publicaciones científicas, el intercambio de datos científicos y una colaboración mucho más amplia en materia de investigación. Este instrumento puede generar un verdadero cambio de dirección para ampliar la base de la investigación, reforzar las capacidades de investigación en los países del Sur, y dar más valor a los sistemas de conocimiento que han sido tradicionalmente excluidos.  

¿Cómo podemos orientar los programas hacia la sostenibilidad?

La sostenibilidad debe convertirse en una práctica central de las instituciones de educación superior y ser tomada en cuenta por los programas de estudio, la investigación y la divulgación.

Desde el cambio climático hasta la salud de los océanos o la seguridad alimentaria, los desafíos globales que afrontamos están interconectados. Es por eso que necesitamos enfoques más interdisciplinarios y transdisciplinarios.  

Es crucial que empujemos los límites de la academia para reunir el conocimiento y las ideas no sólo de un grupo, tema, o disciplina, sino de muchos. Los centros de educación superior deben realizar un esfuerzo suplementario para reconocer e integrar la diversidad de los sistemas de conocimiento y las formas de saber en sus planes de estudio, investigaciones y pedagogías. Las formas de conocimiento autóctonas y pluralistas pueden proporcionar otras vías en la concepción de soluciones sostenibles, desde las prácticas agrícolas hasta la gestión de la biodiversidad.  

La educación superior tiene la obligación ética de poner la tecnología al servicio del bienestar humano y ecológico. La UNESCO proporciona un terreno común para conseguirlo. El pasado mes de noviembre, la Conferencia General aprobó otro instrumento histórico, la Recomendación sobre la ética de la inteligencia artificial, el primer instrumento normativo de este tipo con arraigo en los principios universales de los derechos humanos.

¿Cómo podemos desarrollar nuevos modelos de financiación?

Ampliar el acceso a la educación implica grandes gastos para los gobiernos, especialmente para los países en desarrollo.

En muchos países, la tendencia predominante es aumentar las tasas de matrículas y otros costes indirectos. Esto supone una carga financiera considerable para los estudiantes, y tiene repercusiones tanto en el acceso como en la finalización de los estudios, especialmente para los estudiantes provenientes de medios desfavorecidos.

El aumento de la participación en los costes y el rápido incremento de la proporción de proveedores privados de educación superior -que acogen a más de la mitad de los estudiantes en varios países de África, Asia y América Latina- se han sumado a la creciente desigualdad en el acceso y el éxito en el nivel postsecundario.

La pandemia de COVID-19 dejó al descubierto la necesidad de introducir cambios sustanciales en los modelos económicos de los sistemas e instituciones de educación superior con miras a mejorar su capacidad de recuperación. Los sistemas con mayor proporción de financiación pública han demostrado ser menos vulnerables a las crisis sanitarias y económicas. La pandemia también ha puesto de relieve que es indispensable contar con una infraestructura informática sólida y con programas completos de ayuda financiera para fomentar la inclusión.

Como destaca el informe de la UNESCO sobre Los Futuros de la Educación, la educación superior puede y debe contribuir a forjar un nuevo contrato social para la educación.

La Conferencia hará un llamamiento a invertir en la educación y la investigación como condición esencial para el desarrollo inclusivo, la paz y la justicia social. En la reunión se presentará una hoja de ruta, basada en múltiples y amplias consultas, para hacer un llamamiento urgente a una reflexión renovada, al diálogo y a la acción transformadora, reconociendo que la educación superior es un derecho que debe ejercerse a lo largo de toda la vida.

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