Comunicado de prensa

El centro histórico de Campeche y las ciudades fortificadas de la región

Entre 1492 y 1810, en la América española, hubo más de 960 ciudades fundadas. Particularmente, las ciudades fortificadas americanas se han regido por los mismos principios y por ello constituyen un patrimonio de valor universal. Junto con las capitales, las ciudades portuarias con carácter comercial, son las tipologías en América más representadas en la Lista del Patrimonio Mundial.

Alejandro Alcaraz, UNESCO

Marzo, de 2021. Hace 17 años, en la ciudad de San Francisco de Campeche, el Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO llevaba a cabo simultáneamente un Seminario de Expertos sobre la Recuperación de las Fortificaciones Americanas, y un Coloquio de Ciudades Fortificadas del Caribe. La intención de estos encuentros era definir políticas regionales de actuación y protección del riquísimo patrimonio de fortificaciones americanas que hermanan a toda la región del Caribe.

Paradójicamente, lo que fue un escenario de disputas europeas fuera de Europa, se convertía en aquel entonces en un punto de encuentro y, sobre todo, desde 1999, en un lugar reconocido por su Valor Universal Excepcional.

La Ciudad histórica fortificada de Campeche, fue inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO durante la 23ª sesión del Comité del Patrimonio Mundial celebrada en Marruecos, en 1999. Ese año, también se sumaron al listado de UNESCO sitios como la Zona de monumentos arqueológicos de Xochicalco, México; la Península Valdés en Argentina; las Esculturas rupestres de Dazu en China; el Valle de Viñales en Cuba; el Centro histórico de Santa Ana de los Ríos de Cuenca en Ecuador; la Ciudad histórica de Vigan en las Filipinas; y la isla de Ibiza en España; entre muchos otros sitios reconocidos.

Fundada en el siglo XVI por los conquistadores españoles en la región maya de Ah-Kim-Pech, la Ciudad histórica fortificada de Campeche fue integrada en la Lista del Patrimonio Mundial, bajo dos de los seis criterios de Valor Universal Excepcional definidos por el Comité para inscribir un bien cultural. Atestigua un “intercambio de valores humanos considerable, durante un periodo concreto o en un área cultural del mundo determinada, en los ámbitos de la arquitectura o la tecnología, las artes monumentales, la planificación urbana o la creación de paisajes”, y, es un “ejemplo eminentemente representativo de un tipo de construcción o de conjunto arquitectónico o tecnológico, o de paisaje que ilustre uno o varios periodos significativos de la historia humana”.

Campeche fue el puerto marítimo más importante de la época y pieza clave en la evangelización de la Península de Yucatán, Chiapas y Guatemala. Su modelo de urbanización corresponde a una ciudad barroca con un trazado en cuadrícula, rodeada por un hexágono irregular que es en sí un cinturón defensivo que rodea a la ciudad y que la protegió durante muchos años de los ataques piratas.

La zona de monumentos históricos de la ciudad de Campeche y su sección amurallada, decretada en 1986, son un ejemplo de una ciudad portuaria colonial que ha desempeñado un importante papel económico y estratégico a lo largo del tiempo. Sus 181 hectáreas albergan una alta densidad de edificios históricos de gran valor patrimonial entre los que se encuentra la Catedral de la Inmaculada Concepción, además de los vestigios de su plan urbanístico, que son testigos silenciosos del alto grado de conservación e integridad de la ciudad.

Las fortificaciones de Campeche son muestra de la arquitectura militar que se desarrolló en los siglos XVII y XVIII. Éstas formaron parte de un sistema integral de defensa de los puertos establecido por España en el Caribe, para repeler las invasiones de piratas y corsarios. Campeche es una de las dos ciudades fortificadas en la costa caribeña de México, y la única que ha conservado en gran medida este importante patrimonio cultural.

A 17 años de distancia desde aquel encuentro de especialistas en la ciudad de Campeche, mucho se ha dicho sobre las fortificaciones y otros tantos han sido los reconocimientos como Patrimonio Mundial de ciudades portuarias y/o fortificadas. En el marco de las discusiones del Comité del Patrimonio Mundial, un punto clave que ha persistido se refiere a la identificación y valoración de nuevas categorías del patrimonio cultural y natural como una acción ineludible; en este sentido, cabe la pregunta acerca de la pertinencia de que los sistemas fortificados de las costas americanas adquieran en un futuro la postulación de un sistema seriado en la Lista del Patrimonio Mundial, o bien de una ruta cultural que sea testimonio de los itinerarios utilizados no sólo por las flotas imperiales sino también por los piratas y corsarios que surcaron los mares americanos.

El Caribe fue una zona en la que se realizaron las primeras fusiones culturales europeas en América, y en la que posteriormente se organizaron los territorios coloniales en virreinatos y capitanías generales. Contó con un vínculo sociocultural muy estrecho con la Nueva España, y actuó como barrera defensiva de las rutas comerciales de la Carrera de Indias, circunstancias que dieron lugar a la construcción de una red de ciudades portuarias.

 

Las ciudades fortificadas americanas y las del resto del mundo se han regido por los mismos principios, y por ello constituyen un patrimonio de valor universal. En esta ruta del comercio en régimen de monopolio entre España y las colonias, destacaron algunos puertos que posteriormente fueron fortificados, debido al persistente acoso de la piratería.

En el caso de los centros comerciales defensivos del Imperio colonial español, actualmente inscritos como Patrimonio Mundial, se levantaron fortificaciones como la de Cartagena de Indias (Colombia; inscrito en 1984), Portobelo, San Lorenzo y la ciudad de Panamá (Panamá; 1980 y 2003), La Habana y Santiago (Cuba; 1982 y 1997), Santo Domingo (República Dominicana; 1990), San Juan (Puerto Rico; 1983), y por supuesto Campeche (México; 1999); y en cuanto a las bases militares de Inglaterra y Francia, cabe citar las fortificaciones inglesas de Brimstone Hill (Saint Kitts y Nevis; 1999), Saint George (Bermudas; 1999); y las francesas como La Citadelle (Haití; 1982). También se encuentran las ciudades costeñas de Ouro Preto, Olinda, San Salvador de Bahía, y Willemstad en Curazao (Brazil; 1980, 1982, 1985, 1997)

La huella del carácter estratégico y militar del Caribe se aprecia hoy en los vestigios de estas estructuras de poder, incluso aquellos rastros que se encuentran en el fondo del mar. En cuanto al paisaje, compartimos entornos similares, ya que los principales puertos comerciales se urbanizaron dentro de bahías, con fortificaciones en la boca de acceso a ellas o en prominentes morros, como los puertos de La Habana, Santiago, San Juan y Cartagena.

Las fortificaciones y el patrimonio relacionado, han servido de vínculo importante a la historia del establecimiento y el desarrollo de los asentamientos humanos, las naciones e incluso regiones enteras. Ciudades fortificadas como Campeche, se han integrado en los paisajes y terrenos culturales circundantes, permeando a las respectivas comunidades y sus asentamientos. Por este y otros aspectos, resultan necesarios lineamientos para abordar la singularidad de sus atributos específicos, cubrir carencias existentes, y apoyar las buenas prácticas para la protección, conservación, mejora e interpretación de las fortificaciones y el patrimonio defensivo.

En respuesta a esta necesidad, en 2005, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), órgano asesor de la UNESCO, creó el Comité Científico Internacional sobre Fortificaciones y Patrimonio Militar (ICOFORT), que entre sus actividades está la de llevar a cabo estudios especializados y promover la cooperación internacional con respecto a los problemas de preservación de las fortificaciones históricas. Por otra parte, debido a la gran cantidad de ciudades del Patrimonio Mundial que enfrentan dificultades para conciliar la conservación y el desarrollo, el Comité de Patrimonio Mundial de la UNESO creó, ese mismo año, el Programa de Ciudades del Patrimonio Mundial. Este instrumento normativo, que es uno de los seis programas temáticos aprobados y supervisados formalmente por el Comité, reúne a 313 ciudades de todo el mundo, ayudándolas a proteger y gestionar su patrimonio urbano, desarrollando marcos teóricos y brindando asistencia técnica para la implementación de nuevos enfoques y esquemas.

A nivel nacional, y teniendo como premisa que México es el quinto país en número de ciudades declaradas por UNESCO (sólo detrás de España, Italia, Alemania y Francia), en agosto de 1996 los presidentes municipales de las ciudades mexicanas Patrimonio Mundial constituyeron la Asociación Nacional de Ciudades Mexicanas del Patrimonio Mundial, A. C., de la cual la ciudad histórica de Campeche forma parte. Esta organización cuenta con una voluntad asociativa entre las Presidencias Municipales que buscan crear una sinergia, mediante una estructura en red para gestionar recursos, generar alianzas y para garantizar la continuidad en la aplicación de políticas públicas en torno al rescate de los centros históricos.

A semejanza de otras regiones americanas, la conquista de México tuvo que ser pensada con óptica marítima. Las primeras referencias a fortificaciones en el continente las debemos a las narraciones de cronistas y viajeros quienes, en su trayecto desde Cuba hasta Veracruz, se toparon con la Península de Yucatán, entonces densamente poblada por los mayas.

Es en esta región donde actualmente el Gobierno de México busca desarrollar el proyecto Tren Maya, mismo que abarca en su itinerario seis sitios inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial, entre ellos la ciudad de Campeche.

De acuerdo con la página oficial del Tren Maya, el proyecto busca impulsar el desarrollo socioeconómico de la región y las comunidades locales, fomentando la inclusión social, la salvaguardia de las culturas locales y las áreas naturales protegidas. Esto, deberá también incluir un esfuerzo de concertación para revisar y actualizar metodologías sobre los planes de gestión, mejorando la cooperación interinstitucional entre disciplinas, ministerios y demás instituciones responsables de la conservación integrada del patrimonio fortificado. Hoy más que nunca es importante ver la protección de este patrimonio, no sólo como un hecho significativo para la cultura, sino también como una oportunidad para entenderlo, como expresión de la vocación del desarrollo cultural y como baluarte de paz entre los pueblos de la región.