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El G20 analiza con más detenimiento el aprendizaje combinado y la pobreza educativa

Un nuevo informe del grupo de trabajo sobre educación del Grupo de los Veinte (G20) pone de relieve los retos que afrontan los países a la hora de poner en práctica el aprendizaje combinado y abordar la pobreza educativa. La UNESCO ha aportado su experiencia, datos y análisis orientados hacia la investigación, que también hace hincapié en la necesidad de una mayor colaboración entre los gobiernos del G20.

El Informe sobre el aprendizaje combinado y la pobreza educativa,  publicado la semana pasada, se basa en las encuestas llevadas a cabo por la presidencia italiana del G20 y comparte las prácticas prometedoras de la enseñanza combinada y la aceleración de los avances hacia la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4.

Transformar los modelos educativos

A pesar de que las políticas en lo relativo al cierre de los centros educativos hayan variado desde el inicio de la pandemia, la mayoría de los países del G20 han podido garantizar la continuidad educativa gracias a la enseñanza y el aprendizaje a distancia. En particular, un modelo se ha impuesto en todos los niveles de la enseñanza: el aprendizaje combinado, que combina la enseñanza y el aprendizaje presencial y a distancia.

A lo largo de la pandemia, se ha utilizado una amplia gama de tecnologías para garantizar la educación a distancia: casi el 80% de los países del G20 proporcionaron dispositivos y acceso a Internet de forma gratuita o subvencionada. Los resultados de la encuesta muestran también que muchos países han adoptado medidas dirigidas a los niños y jóvenes desfavorecidos, incluyendo enseñanza o material pedagógico adaptados, infraestructuras mejoradas, plataformas flexibles y plataformas flexibles.

Luchar contra la pobreza educativa

Sin embargo, el informe hace un llamamiento a los gobiernos del G20 para que no se limiten a mejorar el acceso a Internet y a formar a los docentes, sino que combatan las causas profundas de la pobreza educativa. Según la UNESCO, incluso antes de la pandemia solo el 62% de los jóvenes terminaban sus estudios secundarios en los países del G20. Además, se observan grandes disparidades dentro de los países, en función del género, ingresos, situación geográfica o del origen étnico de los educandos. Los confinamientos y cierres de las actividades económicas ocurridos desde marzo de 2020 acentuaron las dificultades económicas que ya existían, privando a ciertos estudiantes provenientes de entornos desfavorecidos de los recursos necesarios para sacar pleno provecho del aprendizaje en línea.

La encuesta identificó varias políticas y programas educativos del G20 que podrían ampliarse para abordar la pobreza educativa. Estos se centran en medidas preventivas para hacer frente a los problemas que provocan el abandono escolar, en intervenciones para mejorar la calidad de la enseñanza y la formación de los estudiantes (incluido el apoyo específico a determinados grupos), y en medidas compensatorias que ayuden a los que han abandonado de manera prematura la enseñanza y la formación a obtener cualificaciones.

La colaboración, un elemento clave para alcanzar el ODS 4

Aunque los centros educativos hayan vuelto a abrir sus puertas en la mayoría de los países del G20, no se puede descartar una degradación de la situación sanitaria que pueda llevar a la prolongación de los cierres o a nuevos cierres de escuelas. Con el objetivo de reducir la repercusión de futuros cierres y de retomar el camino del ODS 4, el informe hace un llamamiento a que se refuerce la colaboración entre los diferentes niveles de poderes públicos con miras a compartir las mejores prácticas, los instrumentos y los resultados de los sistemas de seguimiento y evaluación, para la toma de decisiones y elecciones políticas basadas en elementos factuales.

Una colaboración y un diálogo más profundos serán necesarios para reimaginar los modelos educativos y las formas de abordar la pobreza educativa. Al favorecer la enseñanza y el aprendizaje combinados, la pandemia ya nos ha permitido replantear los enfoques pedagógicos, los modos de evaluación y los programas escolares. Por último, el informe invita a los gobiernos del G20 a contribuir a la cooperación internacional en materia de educación, así como a la aplicación de la Agenda de Educación 2030. Los logros ya alcanzados en estos países pueden proporcionar una base de conocimientos para luchar contra los impactos de la pandemia de la COVID-19, y pueden ampliarse a gran escala para ayudar a los demás países a adaptar sus sistemas educativos a las economías digitalizadas.