Exposicion Afiches Derecho a la Ciencia Villa Ocampo

Historia

La ciencia está en todo, aunque no te des cuenta

NOTA: El presente es un relato cien por ciento ficcional, que se basa en la convocatoria “Diseñar el Derecho a la Ciencia” realizada por UNESCO junto a la Agencia Interuniversitaria de Cultura Científica Saberes en Territorio, la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires, el blog de diseño “Mirá Mamá” y el medio de periodismo científico “Entre Tanta Ciencia”. Se recurre en él a los nombres y expresiones de los artistas seleccionados por la Convocatoria únicamente a modo recurso discursivo, con el fin de imaginar y recrear el trasfondo y el alcance de la experiencia.

Entre alegría y nervios Sofía, una de las diseñadoras seleccionadas para la muestra, escuchaba atenta a María Eugenia Fazio, coordinadora de la Agencia Interuniversitaria de Cultura Científica Saberes en Territorio, una de las artífices de la Convocatoria abierta “Diseñar el Derecho a la Ciencia” en América Latina y el Caribe: “Quisimos plasmar este derecho, presente en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, a través de afiches teniendo en cuenta todo el poder que tiene la imagen para comunicar”

A Sofía, le emocionaba profundamente que su trabajo hubiera sido seleccionado entre más de 80 propuestas de Argentina, Brasil, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala y Uruguay. 

Casi en puntas de pie, entre los invitados a la inauguración de la muestra en el Observatorio Villa Ocampo de la UNESCO de aquellos trabajos seleccionados, la diseñadora no perdía de vista ningún detalle. Tampoco lo hacía su prima, científica ella, movida por la curiosidad, que la había acompañado a la inauguración en San Isidro. Ella estaba por demás agradecida con Sofía que, a través del diseño, se amplificara su voz, la voz de la ciencia.

María Eugenia Fazio presenta la muestra en Villa Ocampo

Recorrer la muestra luego de la ceremonia la conmovió más aún. No podía creer lo que leía: “Las raíces están en tu interior” proponía Eduardo, ecuatoriano de 20 años, aludiendo a su diseño de un colorido y étnico cromosoma latinoamericano. “Más ciencia para todas las personas” reclamaba Byron, de 25 años, desde Costa Rica. Se sintió entonces acompañada, comprendida, en fin, contenida por estos jóvenes diseñadores. 

Tomaron la iniciativa de apropiarse de su pasión y llevarla a otro nivel, amplificándola estéticamente. Pero no solamente eso, la indujeron a cuestionarse: ¿Sabemos los científicos que somos neurales a un derecho humano? ¿Aquellos que elaboran las políticas de ciencia, son conscientes de todo esto? De pronto se la estaba interpelando, nada más y nada menos que desde el diseño. ¡Cuántos sentimientos encontrados! 

En aquella opulenta mansión en la que, allá por los años cincuenta, escritores y filósofos de todo el mundo reivindicaban otros tantos derechos, a ella hoy se le revelaba el “Derecho a la Ciencia” a través del afiche de Sebastián. “La Ciencia es un Derecho” clamaban Gisela y Nicole en su trabajo.

Comparten su experiencia diseñadorxs de algunos de los afiches de la muestra

El cielo estaba celeste, intenso. El sol, amigo, penetraba las ventanas de otro tiempo iluminando de repente su protagonismo silencioso de científica, en aquel lugar tan distante de su realidad cotidiana. Sofía irrumpe ansiosa, feliz: “¡La muestra va a estar todo abril aquí y además la van a instalar en la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) el mes próximo!” ¿En serio?, replica su parienta. Excitada, como si de pronto necesitara un megáfono, la científica pasa la noticia por mensaje a su grupo del laboratorio: “¡Hay que ir, hay que estar!” y les pide que, si conocen a alguien allí, también pasen el dato. “Hay que dar a conocer esto”, pensaba, “es también nuestra responsabilidad”. La científica se despidió agradecida de Sofía y se precipitó por la escalera señorial de la casa, perdiéndose su imagen en el jardín hacia la salida. En una hora debería estar en el laboratorio para dar clase a un grupo de postgrado. Aquel otoño de 2022 la habría marcado para siempre.

Visitantes de la Exposición de afiches Derecho a la Ciencia en Villa Ocampo

La ciencia como derecho humano

Un año más tarde de la inauguración en Villa Ocampo, la muestra se incorporó a la Conferencia Internacional de Derechos Humanos, en el Espacio para la Memoria y para la Promoción y la Defensa de los Derechos Humanos de Buenos Aires

El día de la apertura, la prima de Sofìa, la científica, quedó en encontrarse allí con Vera e Ivonne, las argentinas de 55 y 45 años, autoras del collage “La ciencia es de tod@s”, con quienes se había contactado luego de aquel día de otoño, para seguir diseñando juntas tal derecho. A este punto, las tres ya habían logrado que la sonrisa de aquella imagen de mujer latinoamericana permeada de ciencia y tecnología, central al poster creado por ambas diseñadoras para la convocatoria abierta, se propagara por centros comunitarios de la Provincia. En tanto artistas, “utilizamos la ilustración como medio idóneo para hablar de ciencia en forma creativa”, destaca Katherine, guatemalteca, de 26 años, otra de las artistas seleccionadas, en un texto junto a su obra.

Antes de irse, el trío visitó una vez más el diseño de Anne, brasilera, de 18 años, quien reflexiona sobre su ilustración; “La ciencia abre mentes, por eso es tan cerrada y muchas veces censurada”. La nueva lectura, en apariencia contradictoria, ya no era de ensoñación glamorosa, sino militante. ¡Qué joven era esta chica y cuán contundente su mensaje! 

Increíblemente, cada nueva muestra de los mismos trabajos emitía nuevas señales, nuevos llamados de atención. Vera, Ivonne y la científica, no dudaron en continuar la visita en aquel confortable café ubicado en el corazón del edificio, en el cual hoy, transformado en espacio de memoria, se rescata el recuerdo de los lados más oscuros de la ciencia y la tecnología. Su utilización destructiva en otros tiempos continúa filtrándose incansable entre los visitantes. 

El atardecer las encontró allí conectadas con Yudiel, quién logró finalmente comunicarse desde La Habana (Cuba), aunque más no sea unos minutos, para reflexionar juntas desde su pasado de científica, que hoy se entremezclaba con su vocación artística. Ella también continúa animando la discusión sobre el derecho a la ciencia en su país: la igualdad de género, su educación y su comunicación. Gracias a que la muestra se encuentra también en formato virtual, Amparo, Eduardo, los tres Federicos, Leonardo, Leo, Leticia, Lucía, María Ximena, también hacen lo suyo desde sus propios países, difundiendo hacia la diáspora de diseñadores y científicos del mundo que por alguna razón conocen. 

Cerca o lejos, en lugares y no lugares, en la opulencia o en la miseria humana, la ciencia “está presente desde que te levantas (…) en cada actividad que realizas, aunque no te des cuenta. Respiramos ciencia, el mundo es el gran laboratorio (…)”, tan claro como el agua, lo dice Victoria, la diseñadora uruguaya de 25 años. Tomó conciencia de ello al hablar con su mejor amiga, una profesora de química que la ayudó a inspirarse para participar en el concurso. 

De tensiones y de encuentros, de arte, diseño y ciencia, pero, sobre todo, de cómo reivindicar el uso de esta última, el acceso a ella y sus beneficios se trata. En definitiva, la invitación es a continuar, entre todos, diseñando este derecho que, como humanos, a todos compete. Les invitamos a mantener viva la muestra, conociéndola, compartiéndola, discutiéndola. Habrá el lector, de esta forma, ejercido, también como ciudadano, su propio derecho a la ciencia. ¿Contamos contigo?

Exposición en la Universidad Nacional de José C. Paz (UNPAZ - Argentina)