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Un año de educación perturbada por la COVID-19: ¿Cómo está la situación?

Hace exactamente un año, la pandemia de COVID-19 detuvo bruscamente el aprendizaje en todo el mundo, generando la perturbación más grave de la educación de toda la historia. Según los datos de la UNESCO, en el pico de la crisis más de 1600 millones de educandos de más de 190 países dejaron de asistir a la escuela. Más de 100 millones de docentes y de personal escolar se vieron afectados por el cierre repentino de los centros educativos y, aún hoy en día, dos tercios de la población estudiantil del mundo se encuentra afectada por el cierre completo o parcial y las escuelas de 29 países permanecen completamente cerradas.

La pandemia ha hecho que las desigualdades que ya existían en el ámbito educativo y que nunca habían sido abordadas de manera adecuada, sean más visibles y se agudicen. Como suele suceder, la crisis ha golpeado con más fuerza a los educandos más vulnerables y marginados. La recesión económica debido a la crisis ejerce ahora una presión suplementaria en los presupuestos nacionales de la educación y en la ayuda al sector educativo, justo cuando es necesario aumentar la financiación para que la educación pueda recuperarse. A pesar de las necesidades esenciales de financiación suplementaria, las dos terceras partes de los países de ingreso bajo y mediano bajo han reducido sus presupuestos públicos de la educación desde que comenzó la pandemia, según un informe conjunto reciente del Banco Mundial y la UNESCO.

En el pasado mes de octubre, la UNESCO organizó una Reunión Global sobre la Educación durante la cual líderes mundiales y asociados se comprometieron a proteger la financiación de la educación y a defender el aprendizaje contra los efectos devastadores de la pandemia.

Desde el inicio de la crisis, la UNESCO y sus más de 160 asociados de la Coalición Mundial para la Educación se movilizaron en torno a tres temas fundamentales – la conectividad, el género y los docentes – con miras a garantizar la continuidad del aprendizaje durante esta crisis sin precedentes.

Tanto si se trata de mantener las escuelas abiertas como de superar la brecha digital – desde combatir el abandono escolar hasta las pérdidas de aprendizaje o mediante un llamamiento a aumentar la financiación de la educación – la UNESCO ha indicado qué camino seguir durante el año que ha terminado a través de alianzas intensivas e innovaciones con miras a evitar una “catástrofe generacional” y a construir sistemas educativos más resilientes e inclusivos.

Mantener las escuelas abiertas y apoyar a los docentes

Es esencial proteger la salud física y mental de los alumnos, los docentes y el personal educativo. El cierre de los centros educativos ha provocado una mayor perturbación en la vida de los niños y jóvenes y sus relaciones. En un momento en que dos tercios de la población mundial de educandos sigue afectada por el cierre completo o parcial de las escuelas, la pandemia provoca cada vez más estragos en su salud mental.

Las campañas de vacunación deben dar prioridad a los 100 millones de docentes y educadores de todo el mundo con miras a garantizar que regresen a la escuela de manera segura. La pandemia ha afectado directamente a 63 millones de docentes de primaria y secundaria. Durante el cierre de las escuelas, los docentes han tenido que enseñar a distancia, sin haber tenido tiempo para prepararse y recibiendo a menudo consejos y recursos limitados. Los docentes tuvieron que modificar sus programas pedagógicos y adaptar sus planes de clases para seguir enseñando a partir de soluciones de alta tecnología, baja tecnología o sin ninguna tecnología. Necesitan una formación continua en materia de enseñanza a distancia, tecnologías disponibles y otras pedagogías flexibles que permitan un aprendizaje en línea, mixto o fuera de línea durante los futuros cierres de escuelas.

Deserción escolar y pérdida de aprendizaje

La pérdida de aprendizaje ya no se cuenta en días y semanas, sino en meses. Debido a los cierres completos o parciales, se han perdido en promedio dos tercios de un año lectivo en el mundo. Mientras las escuelas permanezcan más tiempo cerradas, se corre mayor riesgo en cuanto a las perspectivas de futuro de niños y jóvenes. Se piensa que 24 millones de niños y jóvenes pudieran abandonar sus estudios. Un nuevo estudio de la UNESCO muestra que más de 100 millones de niños caerán por debajo del nivel mínimo de competencia en lectura debido al impacto del cierre de las escuelas. Los docentes necesitan recibir formaciones y asesoramiento para adaptar sus programas docentes y métodos de evaluación para medir y atenuar las pérdidas de aprendizaje e impedir que los alumnos más vulnerables abandonen sus estudios.

El cierre de las escuelas constituye también una amenaza para las décadas de logros alcanzados en la igualdad de género, al dejar a numerosas niñas expuestas a un incremento de la violencia basada en cuestiones de género, la explotación sexual, los embarazos precoces y los matrimonios forzados. Estos cierres también han reducido el acceso a servicios esenciales de protección, nutrición, salud y bienestar. La UNESCO y sus asociados lanzaron el año pasado una campaña para garantizar que cada niña pueda aprender durante el cierre de las escuelas y regrese a las aulas de manera segura cuando las escuelas vuelvan a abrir.

Entre los problemas que deben ser abordados inmediatamente figuran las pérdidas de aprendizaje, la evaluación y las medidas a proporcionar para remediar estas cuestiones. Hay que incrementar los esfuerzos para combatir la agudización de las brechas y desigualdades existentes en materia de aprendizaje, la aparición de nuevas brechas y el riesgo de un incremento de la deserción escolar. El Marco para la reapertura de las escuelas adoptado conjuntamente por la UNESCO, el UNICEF, el Grupo Banco Mundial y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) es una referencia importante al respecto.

Transformación digital y futuro de la educación

Cerca de la mitad de la población mundial (o sea, aproximadamente 3600 millones de personas) todavía no tiene conexión a Internet. Esto significa que, al menos 463 millones de alumnos, es decir, cerca de un tercio de la población escolar mundial, no tiene acceso al aprendizaje a distancia, sobre todo debido a la ausencia de políticas de aprendizaje en línea o a la falta de los dispositivos necesarios para conectarse desde sus hogares. La mayoría de los alumnos no tienen la conectividad apropiada, los dispositivos y las competencias digitales necesarias para buscar y utilizar los contenidos pedagógicos a los que solo se puede acceder mediante las tecnologías.

Según los cálculos de las Naciones Unidas, cerca de 500 millones de alumnos, desde preescolar hasta el segundo ciclo de educación secundaria, no han tenido acceso a alguna forma de enseñanza a distancia, y los tres cuartos de estos provienen de los hogares más pobres o viven en regiones rurales. Esta enorme brecha digital demuestra hasta qué punto la conectividad se ha convertido en un factor clave para garantizar el derecho a la educación. Las competencias y el aprendizaje digitales deben ser integrados a los sistemas educativos para combatir la injusticia que supone la brecha digital. Esta cuestión crucial constituye uno de los numerosos temas que se debaten actualmente en el marco de la iniciativa Los futuros de la educación, de la UNESCO, una conversación a escala mundial que tiene como objetivo reinventar la manera en que el saber y el aprendizaje pueden configurar el futuro de la humanidad y del planeta, y cuyo Informe debe publicarse en noviembre de 2021.

La UNESCO convocará a un evento ministerial de alto nivel el 29 de marzo para hacer un balance sobre las experiencias adquiridas, los mayores riesgos a los que se ve confrontada hoy en día la educación y las estrategias que tienen como objetivo impedir que ningún alumno quede rezagado. Este evento mostrará cómo la Coalición Mundial para la Educación ha movilizado a los asociados para apoyar a los educandos, docentes y encargados en la formulación de políticas mediante nuevos instrumentos y conocimientos.

 

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