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Aumenta la inversión en investigación y desarrollo en el mundo, pero continúa muy concentrada

La UNESCO lanzó el Informe Mundial de la Ciencia, donde se presenta una panorámica de la Ciencia a nivel global del último quinquenio

A nivel global, la inversión mundial en investigación y desarrollo (I+D) creció más rápido que la economía entre 2014 y 2018, registrando un aumento del 19%. Sin embargo, el 63% de dicha progresión lo explican solamente dos países: China y EE.UU., las dos mayores economías del mundo. China, por sí sola, representa el 44% de ese incremento. Así, el gasto en I+D continúa fuertemente concentrado: el 93% lo aportan los países integrantes del G20.

En parte, esto se verifica en que solo uno de cada cinco países invierten más de 1% de su PIB en I+D. En América Latina y el Caribe, a excepción de Brasil, ningún país supera ese umbral y, a contramano del mundo, la inversión entre 2015 y 2018 se redujo del 0,69% al 0,62%.

Estos datos se recogen del Informe Mundial de la Ciencia, titulado La carrera contra el reloj para un desarrollo más inteligente, un trabajo que elabora la UNESCO cada cinco años, que muestra la evolución del sistema de apoyo a la ciencia, la tecnología y la innovación en todo el mundo. En su presente y séptima edición examina cómo los países están utilizando la ciencia para construir un futuro inteligente, tanto en el plano ecológico como en el digital. El documento, que se realizó gracias al apoyo de la Fundación Ipsen, se presentó este viernes 11 de junio en París, en una conferencia global.

El informe concluye que va ser necesario que todos los países inviertan más en investigación e innovación, si quieren llevar a cabo con éxito la doble transición “verde” y digital. Desde 2014 ya son más de 30 los países que han incrementado su gasto en investigación, de conformidad con el compromiso que contrajeron para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

América Latina

En la región, mientras la inversión en relación al PBI se redujo, la cantidad de investigadores fue creciendo, pasando de menos de un investigador cada 1000 trabajadores de la población económicamente activa (0,98/1000) en 2013 a un poco más de 1 (1,03/1000) en 2017.

El informe indica, además, que las actividades de investigación de la región comienzan a centrarse en la ciencia de la sostenibilidad. Y la publicación de resultados de investigaciones en las principales revistas científicas, por su parte, aumentó en la inmensa mayoría de los países de la región.

Los científicos de América Latina publican al menos 2.5 veces más de lo esperable a nivel mundial, en temas de: agroecología, enfermedades tropicales transmisibles, conocimientos tradicionales, ayuda a los pequeños productores de alimentos, uso sostenible de los ecosistemas terrestres, el estado de la biodiversidad terrestre y la gestión sostenible de la pesca y la acuicultura.

La proporción de producción de Bolivia sobre conocimientos tradicionales es incluso 29 veces mayor que el promedio mundial para este tema. Ecuador produjo el mayor volumen de artículos de América Latina sobre el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, una intensidad cinco veces superior al promedio mundial; su producción incluso se duplicó de 345 (2012-2015) a 670 (2016-2019) publicaciones. La producción de Ecuador en energía solar fotovoltaica y tecnologías de redes inteligentes también se disparó, de 3 y 35 (2012-2015) a 36 y 143 (2015-2019) publicaciones, respectivamente.

En las políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) la región ha incorporado “plenamente la noción de que es necesario disponer de un sistema de innovación”, según indica el informe. Un amplio número de países opta por elaborar y experimentar en la práctica políticas autóctonas, en vez de adaptar políticas concebidas en el extranjero. Esas políticas se centran en la innovación social para el desarrollo sostenible e incorporan cada vez más sistemas de conocimiento locales e indígenas.

La inequidad de género es otra de las debilidades actuales del sistema científico mundial: solo un tercio de los investigadores son mujeres. No es el caso para la mayor parte de Latinoamérica, en donde la situación es más equilibrada que en otras regiones, con algunos países que aún deben trabajar por la paridad. Sin embargo, aún se encuentran desequilibrios fuertes en dos campos: los puestos jerárquicos ocupados mayoritariamente por hombres y disciplinas sesgadas hacia uno u otro lado. La paridad de género es casi total en ciencias de la vida, por ejemplo, mientras que las mujeres representan únicamente el 22% de los efectivos empleados en inteligencia artificial.