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La Casa Maya, proceso de arquitectura vernácula, pragmática y tradicionalmente sustentable

La misma casa, sus elementos compositivos y estructurales representan la cosmovisión del pueblo maya, cada espacio, material o sistema tienen un trasfondo simbólico que se sintetiza y concreta en el espacio construido.

Por Aida Amine Casanova Rosado 

Centro de Investigaciones Históricas y Sociales-Universidad Autónoma de Campeche 

 

La arquitectura vernácula es aquella que alude a la arquitectura tradicional o popular vinculada a las características sociales y culturales de la comunidad que lo habita, es una respuesta lógica a los condicionantes del ámbito natural y congruente a los recursos financieros disponibles de las comunidades rurales.

La arquitectura vernácula es un sistema social y cultural complejo, que nace y se consolida de la relación y profundo conocimiento del humano sobre su entorno y refleja las diferentes formas de habitar. Es una arquitectura sin arquitectos de por medio, pero con grandes soluciones espaciales y morfológicas que suelen trasladarse y recrearse en su concepción y su ejecución. La arquitectura vernácula se construye por el alto nivel de entendimiento y adaptación al medio natural; la topografía; el clima; la vegetación y la disponibilidad de materiales para la construcción son elementos que condicionan el emplazamiento, los sistemas y materiales constructivos, la espacialidad y la forma.

El paisaje y el entorno natural resultan componentes fundamentales y el marco natural de esta arquitectura; el territorio tan vasto, diversifica y a la vez caracteriza el entorno  inmediato de las edificaciones y de la localidad.  

Las edificaciones vernáculas poseen una correlación con su propio entorno, crean un vínculo con el medio natural en el que se puede reconocer la dependencia entre el hábitat construido y el hábitat natural. La autoconstrucción es otra de las características fundamentales de este tipo de arquitectura al erigirse con las propias manos, conlleva un significado de interioridad, particularidad y satisfacción por cubrir necesidades de algún modo subjetivas, como el crear algo único y diferente y  generar una relación emocional con ese espacio, con el lugar o con la forma. 

La arquitectura vernácula resulta entonces de un proceso de creación arquitectónica instintivo, prágmatico y tradicionalmente sustentable que responde particularmente a las necesidades del individuo, de las familias y de su entorno concreto.  

Las manifestaciones físicas, construcciones, de carácter vernáculo en México presentan una fuerte relación con los recursos naturales de sus entornos, pero al mismo tiempo están fuertemente vinculados con la cosmovisión y cosmogonía de cada comunidad. Es allí donde radica y se diferencia el valor de cada una de estas expresiones vernáculas. A partir del conocimiento que sobre estas manifestaciones físicas existe, sean los sistemas y materiales constructivos, la distribución o conformación espacial o la morfología y tipología arquitectónica, la valoración sobre ellas crece, no así, el hecho sobre el que descansa la materialidad misma, siendo en la manifestación inmaterial, los saberes constructivos, el conocimiento del entorno natural o la cosmovisión de la comunidad, donde radica la falta de conocimiento y por ende su comprensión integral. 

Si pretendiéramos recrear una historia de la casa maya, ésta como la representación más importante de la arquitectura vernácula en la Península de Yucatán, tendríamos que remontarnos a su propia existencia. Durante el período colonial, sus particulares características constructivas, fueron la solución ideal para un mayor control de la población, aprovechando sus características espaciales con los espacios comunes que favorecieron la composición familiar. Los sistemas constructivos plenamente dominados por los indígenas, la rápida manufactura y los materiales de gran abundancia en el entorno favorecieron su réplica para el reordenamiento de los pueblos mayas. La casa maya fue un planteamiento espacial que permitió el reordenamiento territorial de las poblaciones. 

“La casa maya no es sólo un refugio como podría serlo una cueva, es una representación de la conciencia y del quehacer del pueblo maya. Es la representación del hombre constituido por el hombre mismo, de la misma forma como el dios de los mayas los creó a ellos” ( Sánchez et al. 2017, 65). La misma casa, sus elementos compositivos y estructurales representan la cosmovisión del pueblo maya, cada espacio, material o sistema tienen un trasfondo simbólico que se sintetiza y concreta en el espacio construido. 

La casa maya tiene una tradicional fisonomía formada por un solo cuerpo que puede ser: de base elíptica, rectangular con las equinas redondeadas o rectangular; el tipo de construcción tradicional a base de troncos o piedra y palma o paja componen el cuerpo de la habitación que resulta ser un espacio multifuncional; las puertas en cada uno de los tramos largos son las únicas aperturas que tiene la vivienda y permiten mantener una ventilación cruzada en la habitación. El uso del espacio interior de la vivienda resulta de una gran versatilidad ya que en ella se desarrollan prácticamente todas las actividades cotidianas de la familia. 


© UNESCO

El solar es el predio residencial de la comunidad maya y el lugar donde la casa maya se implanta; éste, tradicionalmente se zonifica en tres partes con funciones diferentes, la primera alberga la vivienda; la segunda en donde se localiza el área de cocina y comedor, el área para la molienda y el lavado, y la última destinada al huerto y actividades de cría de animales traspatio. La casa maya1 se ubica al frente del solar, prácticamente alineada a la vialidad y va acompañada de una albarrada que delimita el predio.

Las casas habitación miden aproximadamente 4.5 m de ancho, 8 m de largo y 4.5 m de altura. La estructura de la vivienda se forma con dos pares de postes principales sobre los que descansan las vigas paralelas al eje de la casa y sobre estas colocadas de manera transversal. Existen otras vigas que permiten amarrar la estructura en general ya que serán el soporte de toda la vivienda. El techo a dos aguas esta formado por varios palos más delgados y flexibles y son aquellos que soportan las hojas de palma o guano, que forman el acabado final de la cubierta. Los muros se constituyen de postes verticales que van en el perímetro amarrados por unos maderos flexibles. Las puertas están elaboradas a base de varas delgadas y bejucos trenzados en tanto el piso de la casa es un relleno a base de capas de piedra de diferente tamaño con un acabado final formado por una capa de tierra o sascab apisonados. Los muros se construyen de diversos materiales, desde el bajareque, hojas de palma y mampostería, en ocasiones para no permitir el paso del viento y la lluvia le colocan un embarro de kancab que es tierra roja húmeda y zacate formando paredes de tierra.

Las técnicas constructivas empleadas en toda la vivienda resultan ser el producto de antiguas experiencias que han sido transmitidas entre generaciones de forma oral o práctica. El conocimiento se va dando en la cotidianidad de las familias, entre generaciones y entre varias familias cercanas al participar en la vida colectiva de la construcción de las viviendas. Desde pequeños, los niños participan con padres y abuelos en la construcción de estas viviendas, van al monte a buscar los materiales, participan en la selección y  recolección de éstos, así como en su tratamiento para, posteriormente, ayudar en el  proceso de la construcción de cada vivienda. Durante este proceso la transmisión del conocimiento es fundamental, el escenario de aprendizaje es cotidiano y se vuelve el principal actor en el proceso edificatorio. 


© UNESCO

Por ello hoy se sabe que las especies que se utilizan en la construcción de la vivienda maya han sido probadas cientos o miles de veces, que su selección obedece al entorno inmediato. Se ha podido comprobar su eficiencia hacia las condiciones climáticas del entorno, el uso de la madera y las hojas de palma amortiguan los cambios de temperatura y de humedad; las pendientes de la techumbre minimizan el riesgo de filtración del agua de la lluvia y el apisonado de sascab o tierra permite filtrar la humedad hacia el subsuelo logrando mayores condiciones de confort al interior, a su vez que la vegetación alrededor de la vivienda y que predomina en todo el solar, ayuda a sombrear todo el entorno. 


© UNESCO

La casa maya como casi todas las manifestaciones físicas vernáculas se han estudiado a lo largo del tiempo, principalmente y casi únicamente en sus aspectos físicos, materiales y sistemas constructivos, en sus aspectos espaciales y morfológicos, en su composición arquitectónica; algunos otros lo han hecho en su devenir histórico y en las manifestaciones arqueológicas; pocos investigadores han trabajado en su expresión inmaterial, en el conocimiento mismo de los saberes constructivos y los procesos de transmisión de los mismos.

Sánchez refiere (2020:17-18) que los saberes constructivos milenarios de los mayas integran conocimientos bióticos y sustentables; son, además, la piedra angular que sostiene el patrimonio vernáculo de los mayas; la continua construcción de la arquitectura vernácula o el mantenimiento de las casas ha garantizado la transmisión del conocimiento. Sin embargo, cada día hay menos individuos depositarios de estos grandes saberes constructivos, por ejemplo: sobre el tipo de materiales para cada elemento constructivo; cuándo y cómo deben obtenerse estos materiales; cómo curarlos, secarlos y prepararlos; cómo colocarlos y amarrarlos, son solo algunas de las consideraciones que deben tenerse en la construcción de una casa maya. 

[1]Con el crecimiento de las familias el solar se va compartiendo por lo que muchas de las viviendas de los hijos se van ubicando dentro del mismo solar pero no siempre comparte el frente al espacio público, sino se colocan hacia el interior del mismo solar, teniendo para ellas un acceso común.
 
Referencias 

Chico-Ponce de León, P. 1995. La arquitectura vernácula de la zona conurbada de la ciudad de Mérida, Yucatán, Mérida, Unidad de Posgrado e Investigación, Facultad de Arquitectura, Universidad Autónoma de Yucatán. 

Román, A. y Piñon, A. 2017. Permanencia y sustitución tecnológica en la arquitectura vernácula de Yucatán. En A. Sánchez (coord). Xa’anil naj La gran casa de los mayas. Universidad Autónoma de Yucatán. pp. 193-220 Recuperado en: https://www.academia.edu/35644432/Libro_Xaanil_naj_La_gran_casa_de_los_mayas_pdf 

Sánchez, A. et. al. 2017. “La construcción simbólica y material de la casa maya”. en Xa’anil naj La gran casa de los mayas. En A. Sánchez (coord). Universidad Autónoma de Yucatán. pp. 54-85 Recuperado en: https://www.academia.edu/35644432/Libro_Xaanil_naj_La_gran_casa_de_los_mayas_pdf 

Sánchez, A. 2020. Saberes del pak’lu’um. La tierra y la casa en el área maya.  En Conservación del patrimonio edificado en tierra. Vol 7 Num. 14. Revista Gremium. Editorial: Restauro Compás y Canto. pp. 69-88 Recuperado en: https://editorialrestauro.com.mx/gremium/index.php/gremium/i...