En el informe titulado The African Film Industry: Trends, Challenges and Opportunities for Growth [La industria cinematográfica en África – Tendencias, desafíos y oportunidades de crecimiento] se formulan recomendaciones estratégicas a fin de ayudar al sector para que alcance el máximo de su potencial, con vistas a crear en el futuro más de 20 millones de empleos y contribuir con 20.000 millones de dólares al PIB global de los países africanos.
El informe asevera que el potencial económico del sector cinematográfico sigue sin explotarse a fondo en gran medida, pese al significativo aumento de su producción en todo el continente como muestra el ejemplo de Nigeria, donde se producen unas 2.500 películas al año.
Muchos aspectos de la industria fílmica y audiovisual africana entran en el ámbito de la economía informal, ya que solamente un 44% de los países han establecido una comisión de control y sólo un 55% cuentan con una política sectorial específica. Se estima que la piratería en el sector puede llegar a detraer entre un 50% y más de un 75% de los ingresos de las industrias cinematográficas y audiovisuales. Otros problemas que acechan al sector son las deficiencias en los ámbitos de la educación y formación, la conectividad con Internet, la igualdad de género, la libertad de expresión y la conservación de los archivos.
El informe tiene por objeto ayudar a las industrias cinematográficas y audiovisuales africanas, así como a sus responsables, a hacer un balance de la situación actual y elaborar planes estratégicos de crecimiento para el futuro. El documento también forma parte de la contribución de la UNESCO al Año de las Artes, la Cultura y el Patrimonio de la Unión Africana.
En estos momentos en que celebramos el vigésimo aniversario de la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural, necesitamos fortalecer la cooperación internacional para que los realizadores de filmes de todos los países puedan expresarse y crear industrias culturales y creativas que sean viables y competitivas a la vez.
La acción de la UNESCO en favor de una economía creativa dinámica que enaltezca el papel de los creadores está en consonancia con su Convención de 2005 sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, y con la labor que está realizando para mejorar la condición social de los artistas. La Organización está tratando de que la comunidad internacional se comprometa a repensar las políticas culturales para afrontar los desafíos globales y esbozar las líneas de acción prioritarias susceptibles de configurar un sector cultural más vigoroso y resiliente.
La crisis actual está obligando a los decisores a calibrar el peso que tiene la economía creativa en la sociedad y la economía, y está alentando a los países a reformar sus políticas culturales. La digitalización, además, ha cambiado la situación afectando a la totalidad de la cadena de valor creativa y alterando las modalidades de creación, difusión, consumo y comunicación de los productos culturales.
Se están registrando progresos palpables. En julio de 2021, por ejemplo, se reunieron en Roma los Ministros de Cultura del grupo G20, que congrega a los países con economías más potentes, y acordaron por primera vez en una declaración situar a la cultura como un importante motor de recuperación socioeconómica duradera tras la pandemia de COVID-19. En esa declaración se insta a los gobiernos a incrementar sus inversiones en el sector cultural y se apunta a que la cultura se integre de modo permanente en la agenda del G20.
Con toda esta labor se está preparando el terreno para la celebración de la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible – MONDIACULT 2022, que tendrá lugar en México en septiembre de 2022.
