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Encuentro con las niñas del Afganistán: “la pluma es la espada”

Quieren ser maestras, doctoras y científicas, un sueño que no hubiera sido posible hace solo diez años.

El 18 de marzo, una multitud de niñas dio la bienvenida cantando y aplaudiendo a la Directora General de la UNESCO, Sra. Irina Bokova, y al Ministro de Educación del Afganistán, Sr. Farooq Wardaq, en la escuela Ayesha-e-Durrani de Kabul.

La escuela, que recibió el nombre de la primera mujer que abrió una escuela para niñas en el país, sufrió graves daños durante la guerra. La reconstrucción comenzó en 2002 y duró dos años. Hoy en día, la escuela acoge a 1.600 niñas desde el primer grado hasta el final de la enseñanza secundaria.

Fue una ocasión para encomiar los logros de este país que ha avanzado significativamente desde 2001, cuando no había ninguna niña escolarizada.

“Empezamos desde muy abajo. Hemos perdido dos o tres generaciones en la guerra y el conflicto”, dijo el Ministro Wardaq. “Actualmente, 10,5 millones de niños afganos asisten a la escuela, y de ellos el 40% son niñas. Nuestra estrategia se ha estructurado en torno al empoderamiento de la comunidad, la implicación y las trayectorias múltiples de aprendizaje”.

La Directora General y el Ministro recorrieron juntos clases de biología, química y física, en las que las alumnas realizaron experimentos con microscopios, tubos de ensayo y dispositivos de generación de energía. Asistieron también a clases de geografía, informática y artesanía para ver a las niñas manos a la obra con máquinas de coser.

Las niñas saben que pertenecen a una nueva generación. Una joven alumna manifestó sus sentimientos sobre el antes y el después de los talibanes recitando un poema, y recordó que durante el régimen talibán, “las niñas no teníamos la libertad de caminar por la calle y al aire libre, de mirar al cielo”.

“En esta escuela veo los resultados de nuestro trabajo. Ustedes tienen una de las poblaciones más jóvenes del mundo. Ustedes, niñas y niños juntos, son los que tendrán en sus manos el futuro de su país”, declaró la Sra. Bokova. “He venido con un claro mensaje de apoyo. El suyo es un país de tradiciones antiguas y de talento joven. Tienen el derecho de elegir y de “tomar las riendas de sus vidas””.

El camino sigue siendo largo. Todavía hay tres millones de niños no escolarizados, el 70% de los cuales son niñas. Uno de los directores de la escuela explicó que el personal se reunía dos veces por mes para examinar los problemas que afrontan las niñas. “Hacemos un esfuerzo por convencer a los padres para que envíen a sus hijas a la escuela. Recientemente organizamos cursos breves para maestros voluntarios y hemos creado clases de alfabetización”.

El caso de Malala Yousafzai, la niña pakistaní que fue víctima de una tentativa de asesinato por parte de los talibanes el año pasado, se citó en varias ocasiones. “En nuestro país nos enfrentamos a diario a casos como el de Malala. Una tendencia inquietante es la del envenenamiento de niñas, con 4.000 casos registrados. En Kandahar ha habido niñas a las que se les ha arrojado ácido a la cara”, dijo el Ministro. Explicó que la educación se ve interrumpida por matrimonios precoces o porque las escuelas se consideran inseguras. “Carecen de muros exteriores que las protejan, de agua potable, de electricidad y de letrinas separadas. No hay docentes cualificados ni libros. Necesitamos su ayuda. Le pedimos que transmita nuestro mensaje al mundo”.

“Sé que hay muchas jóvenes valientes en el Afganistán que deben superar obstáculos para asistir a la escuela. Debemos darles apoyo y respetarlas. Es su derecho. Quisiera expresar mi respeto a todas esas jóvenes”, declaró la Sra. Bokova. “Vi en una pared de su escuela una inscripción que reza “nuestra pluma es nuestra espada”. Así deberá ser el futuro. En lugar de armas, deberá haber plumas con las que escribir. Las niñas pueden liderar esta lucha. Sigan estudiando y aprendiendo. Esto no va en contra de ninguna creencia religiosa. Es lo mejor que pueden hacer por su familia, su comunidad y su país”.