Entrevista con el ministro de Educación de Mongolia sobre la evolución del derecho a la educación

Cuando asumí la cartera de ministro de Educación y Ciencias, el Gobierno emprendió la revisión del proyecto de ley de educación para reorientar el sistema educativo hacia la mejora de la calidad y los rendimientos para los estudiantes. Mientras tanto, la comunidad internacional ha desempeñado un papel clave proporcionando recomendaciones políticas sobre la reforma del sistema educativo.

En 2019, con la asistencia técnica de la UNESCO, Mongolia emprendió un análisis exhaustivo del sector, identificando tanto los puntos fuertes como los débiles en la aplicación del derecho a la educación para el pueblo mongol. Este análisis arrojó una gran cantidad de recomendaciones útiles, sentando una base sólida para las posteriores revisiones de nuestras leyes relativas a la educación.

Como puede imaginar, el cargo de ministro de Educación es complejo y polifacético. Implica ser político, representante, responsable y líder. Además, implica actuar en el polémico y emotivo ámbito de la educación. Tras dos años de consultas intensivas y de amplio alcance, el Parlamento de Mongolia ha aprobado el conjunto de leyes sobre la educación, que proporciona una vía para la transformación del sistema educativo en los próximos años, en consonancia con la visión de desarrollo sostenible a largo plazo del Gobierno “Visión 2050”.

Avanzar en la equidad, la eficiencia y los resultados son los desafíos clave del sistema educativo, que se pusieron de manifiesto en los recientes resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) 2022, que indican que en Mongolia existe una brecha en materia de rendimiento que revela experiencias escolares desiguales.

Mongolia ha realizado notables progresos en materia de educación en los últimos 25 años. Mongolia ha logrado tasas impresionantemente altas de matriculación. Las estrategias de acceso a la educación se han puesto en marcha con éxito, especialmente en relación con la educación básica, donde las tasas de matriculación son casi universales y alcanzan un 98,5% (IEU, 2019). Las tasas alcanzan cerca del 94,8% en la educación preescolar entre los niños de 3 a 5 años.

Además, en los últimos años, el sistema educativo mongol ha experimentado una profunda transformación que incluye la modificación de los planes de estudios de educación preescolar, primaria y secundaria, la formación profesional, la educación superior y el contenido de los programas, la revisión de los libros de texto y el material didáctico, el establecimiento de un entorno de aprendizaje favorable, la introducción de la guardería universal, la transición del acceso a la calidad, la realización del aprendizaje a lo largo de toda la vida para todos mediante el establecimiento de un marco nacional de cualificaciones, la introducción de nuevas plataformas digitales educativas y la garantía del derecho de los alumnos al acceso a Internet y a los dispositivos digitales.

Desde que Mongolia adhirió a este instrumento internacional jurídicamente vinculante dedicado al derecho a la educación en 1964, ha demostrado continuamente su firme compromiso para hacer realidad este derecho. 

En julio de este año, el parlamento de Mongolia aprobó un conjunto histórico e innovador de leyes educativas que hacen realidad el derecho a la educación en el marco de las 4A.

Estas leyes representan una revisión significativa de nuestro sistema educativo nacional, con el objetivo de garantizar una educación de calidad y un aprendizaje a lo largo de toda la vida para todos nuestros ciudadanos. Este amplio y unificado paquete de reformas se inspiró en gran medida en los perspicaces análisis y recomendaciones políticas de la UNESCO. Por ello, agradezco profundamente el apoyo y la colaboración de la UNESCO en estos esfuerzos.

En el marco de sus últimas reformas estratégicas, Mongolia se dispone a transformar significativamente su sistema educativo, con un nuevo marco jurídico que se aplicará a partir del curso académico 2023-2024. El cambio no sólo pretende vigorizar el ámbito educativo de la nación, sino también hacerlo más orientado hacia la diversidad, accesibilidad y necesidades futuras. En otras palabras, el sistema educativo debe pasar del estado actual a un entorno totalmente nuevo.

Con esta visión, Mongolia pretende cumplir las normas internacionales, contribuyendo notablemente al cumplimiento de agendas mundiales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esta ambiciosa transformación abarcará desde la educación preescolar hasta la investigación científica superior. El diseño inclusivo de la transformación reconoce y promueve la incorporación de la educación de la primera infancia, la formación profesional y el aprendizaje de adultos, dirigiéndose así a un amplio espectro de la población.

El ambicioso plan de Mongolia para transformar su sector educativo no es sólo un programa local; es un reflejo de la aspiración mundial de proporcionar una educación de calidad a todos los niños. Si se lleva a cabo con éxito, puede ser un ejemplo para muchas naciones que se comprometen a llevar a cabo un proceso similar de reformas educativas.

La transformación de la educación empieza por los docentes. Esto nos recuerda que los docentes merecen trabajar en un entorno propicio, tener acceso al desarrollo profesional y poder ser innovadores y creativos para garantizar el éxito de sus alumnos. Una pregunta me rondaba por la cabeza: “¿Por qué algunos sistemas tienen más éxito que otros? Creo que es la calidad de los docentes.  Los educadores de hoy preparan a los alumnos para oficios que ni siquiera existen todavía. Por eso es tan importante dotar a nuestros alumnos del don del pensamiento crítico.

En esta era de digitalización y transformación, se espera que tanto estudiantes como docentes desarrollen competencias multidimensionales. Los educandos de hoy están ávidos de aprender, aprenden cuando lo necesitan, en cualquier lugar, en cualquier momento, están abrumados y se desconcentran fácilmente.

Los estudiantes de hoy están siempre dispuestos a colaborar y aprender, abiertos y dispuestos a adaptarse a un entorno en constante cambio. Las competencias del alumno moderno son la creatividad, la innovación y el espíritu emprendedor, la colaboración, la comunicación, el aprender a aprender, la ciudadanía global y el pensamiento crítico y la resolución de problemas.